Te veo en la gota que cae
de la rama
Te veo en el frescor del
aire de verano
Te veo en el rayo de sol
que acaricia mi brazo
Te veo en el húmedo suelo
que enfría mis huesos
Te veo en la risa de la señora
que se sienta a mi lado.
En la mirada de la niña
que me pide un abrazo
En los últimos días de mi abuela
y en los primeros de cada
ser terráqueo
en ese olor a porrito
en el mar calmo
En la acidez de la fruta
y en el calor humano.