Sándor, Jósef, János.... Sam.
Flores frescas de las visitas diarias. Flores de plástico para los que les da igual.
Tumbas solemnes, arregladas, altivas. Tumbas humildes, sobrias, desapercibidas.
La calma de un cementerio que se mantiene vivo gracias al canto de los pájaros.
Un día especialmente cálido y ese aire que anuncia la primavera.
Algunos árboles en flor desde hace un par de días.
Necesidad de respirar libre, de naturaleza, de frescor.
Y de pisar descalza la tierra.
De sentir la humedad en mis pies y de moverme libre sin tanta ropa.
El recuerdo de una persona que me vibra dentro, equilibrio de todo lo que importa, con sus días buenos y sus días malos.
Mo'orea es una isla con una energía intensa y pesada.
Szeged es más ligera, como lo es mi paso por ella. Algo superficial.
Cierro los ojos y trato de conectar contigo, amiga.
Con la fuerza y la sensibilidad que te caracterizan.
Con la garra que tenés y el amor que das.
Te echo de menos y te siento.
Un lloro algo reprimido se libera entre estas tumbas.
Que me devuelven a la tierra, me conectan con la esencia.
Encuentro leguminosas por el suelo, con las que tanto me obsesioné en mi viaje a Chios.
Y las flores
Y la música
Y la Vida, esa vida con mayúsculas, ¿Dónde está?