Echaré de menos sentir mi cuerpo en movimiento, desnudo, sudando, calentándose con la luz del sol, suavizándose con la crema corporal.
Echaré de menos el latir profundo del corazón. Los sonidos de la ciudad en una sala silenciosa. Las miradas que parece que te conectan con todo lo importante.
Un abrazo que te hace llorar.
La frustración de lo que nunca va a ser y la satisfacción de lo que ya ha sido. Ese olor que me hace perder la cabeza. Los encuentros que me desmontan y las ideas que desestructuran mi mente.
Una respiración profunda a tu lado.
Las partículas portadas por el viento, como gaviotas, que están pero no son. Perder el control hasta no poder parar de reír y
viajar con mi mente al vientre de mi madre.