Lucas. Lucas en la oscuridad. La sonrisa de Lucas que enciende una luz inexistente entre
todos. Los mira pequeño, inocente, pero con pasión. No puede estar quieto, observa a los adultos fríos, concentrados y preocupados. Parece que un velo negro les cubre el alma.
Hay polvo en el suelo, un polvo oscuro debido a los humos de la fábrica. Las nubes son
siempre grisáceas también. Pero Lucas sabe que más allá siempre hay una estrella brillando, a pesar de las capas que le impiden ver.
Todos los días, Lucas le dice a los adultos que los quiere. Porque los quiere. Los quiere
mucho y no le importa si ellos no le devuelven las palabras, porque sabe cuáles son sus
sentimientos. En la sala en penumbra los silencios son incómodos, ya están acostumbrados.
No hay más que polvo y una alfombra que al principio era blanca. La temperatura nunca es
elevada y los cuerpos se enfrían, pero Lucas busca el calor de las sangres.